Pensamiento lateral en la gestión de riesgos

En el mundo empresarial actual, la capacidad de pensar de manera creativa y encontrar soluciones innovadoras se ha vuelto fundamental para enfrentar los desafíos constantes y la incertidumbre inherente a los entornos comerciales. Una técnica que ha demostrado ser útil en este sentido es el pensamiento lateral, una forma de abordar los problemas desde ángulos inesperados y generar ideas nuevas y disruptivas. Aquí exploramos algunos tipos de pensamiento lateral y cómo aplicarlos en la gestión de riesgos empresariales.

1. Asociación forzada

El pensamiento lateral a menudo implica hacer conexiones inesperadas entre conceptos aparentemente no relacionados. En la gestión de riesgos, esto podría implicar asociar un riesgo específico con un contexto completamente diferente para generar ideas frescas sobre cómo abordarlo. Por ejemplo, al considerar el riesgo de interrupciones en la cadena de suministro, podríamos asociarlo con el mundo del entretenimiento y preguntarnos: «¿Cómo abordaríamos este riesgo si fuéramos directores de una película de acción que requiere una logística perfecta?»

2. Preguntas poderosas

El pensamiento lateral a menudo se impulsa haciendo preguntas provocativas que desafían las suposiciones convencionales. En la gestión de riesgos, esto podría implicar cuestionar las premisas fundamentales detrás de un riesgo en particular y explorar nuevas perspectivas. Por ejemplo, en lugar de preguntar «¿Cómo podemos mitigar el riesgo de ciberseguridad?», podríamos preguntar «¿Qué pasaría si consideramos a los hackers como aliados potenciales en lugar de adversarios y trabajamos en colaboración con ellos para mejorar nuestra seguridad?»

3. Provocación creativa

El pensamiento lateral a menudo se estimula desafiando las normas establecidas y buscando nuevas formas de ver las cosas. En la gestión de riesgos, esto podría implicar desafiar las convenciones tradicionales sobre cómo se abordan y gestionan los riesgos. Por ejemplo, en lugar de simplemente tratar de minimizar los riesgos, podríamos buscar maneras de capitalizarlos y convertirlos en oportunidades de innovación y crecimiento.

4. Analogías y metáforas

El pensamiento lateral a menudo se activa al encontrar analogías y metáforas que arrojen luz sobre un problema desde una perspectiva diferente. En la gestión de riesgos, esto podría implicar comparar un riesgo empresarial con fenómenos naturales o situaciones cotidianas para ganar una comprensión más profunda de su naturaleza y sus posibles implicaciones. Por ejemplo, al considerar el riesgo de cambios regulatorios, podríamos pensar en ello como una tormenta que se avecina y explorar cómo podemos prepararnos y adaptarnos para enfrentarla.

Conclusión

El pensamiento lateral ofrece un enfoque creativo para abordar los desafíos de la gestión de riesgos empresariales. Al aplicar técnicas de pensamiento lateral, las organizaciones pueden desbloquear nuevas ideas, descubrir soluciones innovadoras y mejorar su capacidad para anticipar, mitigar y capitalizar los riesgos en un entorno empresarial cada vez más complejo y dinámico.

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